domingo, 31 de mayo de 2009

Respecto a las medidas tomadas por el gobierno ante el brote de influenza



Hace unos días, los habitantes del Distrito Federal y de otras regiones del país vivieron en un estado de psicosis sin precedentes en la historia moderna de México, el cual se presentó a raíz del aparente brote de influenza porcina, después nombrada “humana” o virus H1N1.

Consideramos que no tenemos información suficiente como para contradecir la información que han dado las fuentes oficiales y por tanto es prudente mantener las medidas de higiene y salud que se indican. No obstante si creemos que es necesario mantener una actitud crítica y realizar ciertas observaciones que consideramos son propicias en estos momentos de desesperanza y desaliento para buena parte de la clase media mexicana y los trabajadores del país.

En primer lugar, deploramos el clima de exageración y de paranoia creado por los diversos actores públicos de la vida nacional, que nos han costado el desplome del turismo y una afectación terriblemente grave de las actividades productivas que seguramente desembocará en un recrudecimiento de la crisis económica en detrimento de las familias mexicanas, los pequeños negocios y los trabajadores.

Dicho clima contrasta con las declaraciones del mismo Presidente Felipe Calderón y sus funcionarios donde señalan claramente que esta enfermedad es plenamente curable y que se cuenta con los medicamentos suficientes para afrontar la epidemia.

En el caso de México este año, a pesar de la inicial acción errática de las autoridades mexicanas, que dieron información divergente y altamente confusa con respecto a la supuesta cantidad de muertos, dicha cantidad se reduce hoy solo a unas cuantas decenas de muertes confirmadas, de lo cual se concluye que el nuevo virus es apenas un poco mas intenso que los de la influenza común.

Resulta innegable que día a día mueren muchas personas en el país por pulmonías y gripes mal cuidadas, como lo evidencían las estadísticas de la Secretaría de Salud en este rubro, además de que normalmente no se analiza a las personas que mueren de estas enfermedades para "verificar" el tipo de virus que causó la infección orginal.

La situación actual no es ni remotamente similar a la de 1918 cuando una terrible epidemia de influenza mataba a miles de personas cada mes en casi cada país del hemisferio occidental, o ni siquiera a la de la epidemia de SARS en China, cuya mortalidad era altísima.

Si bien no alimentamos ninguna “teoría alternativa” con respecto a esta epidemia, si creemos que todos estos factores contribuyeron a la poca credibilidad de que hoy gozan las autoridades y los medios masivos, principalmente entre los jóvenes.

No podemos ignorar que los enemigos de la nación se han aprestado a aprovecharse de las circunstancias y que los mexicanos sufriremos las consecuencias de los errores cometidos.

Algunos medios de comunicación dentro del país contribuyeron abiertamente a alentar el pánico, a la vez que los medios y algunos gobiernos extranjeros se han unido en una campaña sin precedentes contra México, presentándonos como los culpables de la difusión del virus, como un país miserable, sucio y sin ningun tipo de seguridad.

Las instituciones de la usura internacional como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional ya movieron sus piezas para hacer “generosos préstamos” al gobierno actual bajo las condiciones y medidas impuestas por ellos, que son totalmente desfavorables para México.

Es evidente que el “estado de pánico” generalizado, ya sea por los atentados terroristas del 11 de septiembre, por la propia crisis económica, por el narcotráfico, etc. ha servido como arma para incrementar la restricción a los viajes (principalmente en relación a los mexicanos) y aumentar controles con creación de bases de datos personales en materia política, económica y ahora sanitaria.
Todos los actores políticos de relevancia nacional actuaron al unísono y hoy guardan silencio sin cuestionar, aunque sea de forma velada, la terrible dependencia tecnológica de México con respecto al extranjero, pues no se cuenta con un laboratorio capaz de decifrar genomas y se dependió en todo momento de laboratorios canadienses y estadounidenses.

Tampoco mencionan que cada año decenas de profesionistas e investigadores tienen que abandonar el país por falta de inversión en ciencia y tecnología, y que por el contrario, miles de millones de pesos son destinados a las campañas políticas y organismos electorales.

Tampoco cuestionan la política de endeudamiento internacional que se ha seguido en estos últimos años. Dichos préstamos y “créditos” solo crean mas injusticia, mas pobreza y una pérdida constante de la ya maltrecha soberanía económica del país.

Esperamos que esta derrota que hoy vive el pueblo de México se traduzca por un lado en una mejor cultura de higiene y de salud personal, y por otro en el convencimiento de una creciente minoría de ciudadanos de que los partidos del sistema no ofrecen una opción real de cambio y de defensa de la nacionalidad y soberanía de la patria mexicana.

¡Por un México verdaderamente independiente!

¡Soberanía tecnológica y cuentas claras!
MÉXICO PREVALECE

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